Contenido
- Introducción
- Juego patológico
- Trastorno de juego por internet
- Trastorno por videojuegos
- Recomendaciones
Introducción
El juego se ha definido como cualquier actividad que se realiza generalmente para divertirse o entretenerse en la que se ejercita alguna capacidad o destreza, o como una actividad recreativa física o mental en la que compiten dos o más personas sometiéndose a unas reglas.
Es una actividad muy positiva ya que el entretenimiento reduce el estrés y también porque te permite interactuar con otras personas, reir, superarte a tí mismo, practicar la tolerancia a la frustración, el manejo de la rabia, la empatía, la negociación, etc. Sin embargo, si se invierte mucho tiempo o dinero en él, puede pasar a una franja patológica con consecuencias negativas en los ámbitos, social, familiar, emocional y biológico.
El desarrollo de nuevas tecnologías en el campo del juego en pantallas, como móviles, tablets, ordenadores, TV, etc. ha hecho en los últimos años que cada vez vaya aumentando más el riesgo a sufrir de un trastorno por juego patológico, ya que hemos ido viendo cómo el inicio del niño en el manejo de juegos por pantallas va siendo cada vez más precoz, y así vemos cómo muchos padres y madres están con sus amigos en cualquier reunión social y tienen al niño en el cochecito jugando con el móvil durante horas, o están en casa y el niño pasa horas jugando con la play y “así no molesta, ni da trabajo”. Pero no hay que confundir el instrumento, con el uso que se hace de él, es decir, los juegos están dirigidos a una franja de edad y con unas recomendaciones determinadas, que si se siguen, puede ser beneficiosos, pero cuando se pasan por alto, pueden ser perjudiciales.
Cuando se abusa del juego en pantallas, esto no sólo va marcando una diferencia en las relaciones padre o madre-hijo(a), distanciándoles emocionalmente, ya que la interacción es cada vez menor en cantidad y calidad, sino que va afectando sus circuitos neuronales y crean una distorsión en la visión de la realidad, ya que los niños interpretan que las cosas las obtienes de forma inmediata o muy rápida, con lo cual, aquellas que has de practicar muchos años en la vida para obtener recompensas, se les van haciendo cada vez más tediosas y poco atractivas.
Las personas con baja autoestima, insatisfacción con su vida personal, timidez o aquellas a las que les cuesta hacer amigos, tienen un mayor riesgo de engancharse a estos juegos si se les da bien, ya que se sienten que “son buenos en alguna cosa”, muchos de sus pares les buscan para jugar en su equipo, con lo que se sienten aceptados y valorados, y no tienen necesidad de practicar sus habilidades sociales en la vida cotidiana, ya que on line sólo necesitan hablar del juego en cuestión y ser bueno en ello para entablar fácilmente relaciones. Lamentablemente, muchas veces esas relaciones se limitan al área del juego e inclusive son gente de otros países con los que no saldrán al cine, a jugar un partido o a comer un helado y conversar. Los ambientes familiares tensos, con disputas frecuentes, etc. y el estrés, también son factores que aumentan la probabilidad de que cualquier persona se refugie más en el juego para evadir los problemas.
Obviamente, jugar también tiene muchas ventajas, como practicar otros idiomas, desarrollar capacidad viso-espacial, optimizar la planificación, gestionar los recursos, mejorar las funciones ejecutivas, etc. pero en este artículo quiero centrarme en los aspectos preocupantes y sobre todo en crees conciencia de que todo en exceso es dañino, y que los juegos de pantalla no deben sustituir a los otros ni a tu vida social. El mecanismo por el cual el juego se puede convertir en patológico es muy parecido al que ocurre en los trastorno por usos de sustancias, ya que los juegos te ofrecen una retroalimentación inmediata, puedes aprender rápidamente a superar los obstáculos que te presenta, ver tu progreso, y así vas aprendiendo y avanzando más y más y esto retroalimenta tu circuito de recompensa, que es el circuito neuronal encargado de hacer que repitas las actividades que te producen placer, y que está diseñado para la supervivencia de la especie, secretando neurotranmisores que te producen una sensación agradable, pero cuando lo sobreestimulas, se defiende liberando menos estos neurotransmisores, por lo que necesitas cada vez más frecuencia y cantidad para obtener el efecto deseado.
Juego patológico
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM5, se reconoce el Juego Patológico cuando durante un años hay un deterioro o malestar producto de 4 o más de estos síntomas, entre otros criterios:
– Tienes necesidad de apostar cantidades de dinero cada vez mayores para conseguir la excitación deseada.
– Estás nervioso o irritado cuando intentas reducir o abandonar el juego.
– Varias veces has hecho esfuerzos para controlar, reducir o abandonar el juego, sin conseguirlo.
– Frecuentemente tienes tu mente ocupada en las apuestas, ya sea en experiencias pasadas o planificando futuras.
– Sueles apostar cuando te sientes mal emocionalmente.
– Tras perder dinero, intentas ganar otro día para recuperar las pérdidas.
– Mientes para esconder lo implicado que estás en el juego.
– Has puesto en riesgo o has perdido alguna relación importante, empleo o estudios a causa del juego.
– Pides ayuda económica a otros para aliviar tu situación económica.
Trastorno de juego por internet
Además, en este manual se contempla, entre las afecciones que necesitan más estudio, el trastorno de juego por internet, cuando hay un deterioro o malestar durante un año producto de 5 o más de estos síntomas, entre otros criterios:
– Con frecuencia piensas en los juegos de internet o se convierte en la actividad dominante en tu vida diaria.
– Tienes síntomas de abstinencia como irritabilidad, ansiedad, tristeza, etc. si no puedes jugar.
– Tienes necesidad de dedicar cada vez más tiempo en estos juegos.
– Haces esfuerzos por controlar tu participación en estos juegos pero no lo consigues.
– Pierdes interés por aficiones y entretenimientos que hacías antes de dedicarte a este tipo de juegos.
– A pesar de que te has informado de los problemas psicosociales que te pueden traer, continúas jugando de forma excesiva.
– Mientes en torno a la cantidad de tiempo que inviertes en estos juegos.
– Utilizas estos juegos para evadirte o aliviar algún malestar emocional.
– Has puesto en riesgo o has perdido alguna relación importante, empleo o estudios a causa del juego.
Estos trastornos pueden ser leves, moderados o graves dependiendo del grado de disrupción que produce en tus actividades habituales.
Trastorno por videojuegos
Por último, en la Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS, el borrador de la 11ª revisión, se incluye el trastorno por videojuegos, que incluyen los videojuegos con o sin conexión a internet, considerando que los juegos fuera de línea también son adictivos, y este trastorno se caracteriza porque:
– Tienes un deterioro en el control sobre el juego, en cuanto a frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto, etc
– Incrementas la prioridad que le das al juego, anteponiéndolo a otros intereses y actividades de la vida diaria.
– Continuas o incrementas el juego a pesar de que tienes consecuencias negativas por el mismo.
Recomendaciones
Si eres padre o cuidador de un menor:
– De 3 a 12 años la Asociación Pediátrica Americana recomienda no exceder más de 1-2 horas al día y preferiblemente fines de semana.
– Debes poner normas en cuanto a los días y horas para jugar y, sobretodo, no romperlas.
– Vigila con quién juega, lo mejor es que sea con amigos conocidos o familiares, conversa con frecuencia con él (ella) acerca de sus interacciones on line.
– En la medida de lo posible, trata de jugar con el menor, involúcrate e interésate en lo que hace y así podrás chequear los contenidos del juego.
– Avísale con unos minutos de antelación cuando ya vaya a finalizar el tiempo permitido, así podrá guardar o acabar la partida según su conveniencia.
– Planea actividades al aire libre, tanto con sus amigos como en familia.
– Apúntale a algún deporte o actividad regular que le guste. Ten en cuenta que para el desarrollo temprano del cerebro lo más recomendable son los juegos en exterior, con otros niños y con componente físico.
– Procura que también invierta tiempo jugando otro tipo de juegos y participa de ellos cuanto puedas.
– Comparte con tu hijo(a) lo más que puedas, conoce sus miedos, alegrías, éxitos y fracasos, que sepa que estás dispuesto(a) a ayudarle si lo necesita.
– Está pendiente de que regule el volumen, el brillo y tipo de luz que emite la pantalla. Esto es importante porque en la noche el cerebro pone en marcha un mecanismo para la producción de melatonina, una hormona que favorece el sueño, y la luz azul de los dispositivos electrónicos puede alterar este proceso. Así que hay que activar filtros de luz azul o el modo noche para que la pantalla se vea con tonos naranjas y luz más débil. Este consejo es válido para todas las edades, ya que, en general, la exposición a la luz brillante por la mañana adelanta la hora del sueño de la noche, y por la tarde, lo retrasa. Hasta los 12 años no es recomendable usar videojuegos después de las siete u ocho de la tarde.
– Vigila también el cansancio y sequedad ocular. Existe la regla 20-20-20: cada veinte minutos, mirar durante 20 segundos a un objeto situado unos 6 metros (20 pies).
– Para mayores de 12 años no hay un límite de horas establecido más que el sentido común, que no incumpla sus deberes y no restrinja sus actividades a este tipo de juego, pero es recomendable que descanse cada dos horas al menos unos 15 minutos y siempre tomando en cuenta que cuanto más tiempo invierta en ello más riesgo tendrá de desarrollar un juego patológico. Es importante que converses con él (ella) y sepas cómo se siente con sus amigos (as), profesores, estudios, etc.
Si eres mayor de edad:
- Haz una lista de los problemas que te trae el juego patológico y otra de los beneficios que te puede traer abandonarlo.
- Procura mantenerte ocupado; haz cada día una lista de actividades, asuntos pendientes, tareas, etc.
- Haz ejercicio físico, esto aumentará gran cantidad de neurotransmisores que alivian la ansiedad y mejoran la concentración, además de aumentar el flujo cerebral.
- Escucha música, baila.
- Practica meditación y/o yoga que aumentan la dopamina, serotonina y endorfinas.
- Procura dormir unas 7-8 horas cada día para sentirte con energía.
- Ten una alimentación saludable.
- Ingiere al menos litro y medio de agua al día.
- Haz cada día algo nuevo, así sea llegar a casa por rutas diferentes, ver tutoriales, leer sobre temas que te interesen, etc.
- Aléjate de los lugares en los que sueles jugar o en los que haya juegos que te puedan inducir a hacerlo.
- Bloquea de tu móvil y redes sociales a las personas y actividades que asocias con el juego.
- Retoma tus amistades sanas.
- Ten una lista de estrategias que te ayuden a distraer el deseo de jugar, como darte una ducha, comer, beber un zumo natural, llamar a un amigo o familiar. Este deseo te durará unos minutos y a medida que pases más tiempo sin jugar y vayas invirtiendo el tiempo en otras actividades, el deseo irá siendo cada vez menos frecuente y menos intenso.
- No lleves dinero encima ni tarjeta de pago hasta que ya tengas un tiempo importante sin jugar. Sería útil si pudieras contar con alguien que te lo administre
- Solicita ayuda a amigos y/o familiares, cuéntales lo que te pasa.
- No consumas alcohol ni drogas, ya que disminuyen tu capacidad de autocontrol.
- Busca ayuda profesional.